lunes, 14 de septiembre de 2015

MI PEQUEÑO HOMENAJE A ELENA ARNEDO SORIANO



La muerte de Elena Arnedo Soriano, hace ya unos días, nos dejó impactados a todos los que la conocíamos y habíamos compartido con ella un trecho de las actividades a las que entregó su vida. En mi caso la actividad pública, la política.

Cuando toca escribir tras el fallecimiento de alguien querido frecuentemente nos atormenta el pensamiento de no saber por donde comenzar. Resulta más fácil quedarse en la expresión de los sentimientos personales pero eso habla de uno y no refleja a la persona a quien se pretende honrar. Entiendo que es más honesto referirse a las características de Elena que han hecho de ella una mujer grande, una figura muy relevante para la izquierda, el feminismo y las mujeres de este país.

Si es verdad aquello que decía mi abuela “cada uno va en la dirección que camina” a nadie puede sorprender que su muerte haya cogido a la mayoría por sorpresa. Para entender esto hay que tomar en cuenta una de las cualidades más destacadas de Elena: la discreción. Siempre fue una persona discreta que no solía referir cuestiones o problemas personales. Nunca estuvo se expuso, a pesar de que algunas circunstancias de su vida lo propiciaron, a la curiosidad pública ni a los medios rosas, ella nunca se apartó de su dedicación profesional a la ginecología y más tarde a la política.

Pero no solo fue una persona discreta sino muy tenaz y decidida, alguien que no se arredaba ante nada y que con gesto firme, voz suave y una sonrisa era capaz de poner en palabras la fuerza de un trueno. Así lo puede constatar muchas veces en sus intervenciones públicas tanto en el ámbito político como en los foros en los que participaba.

Fue también una mujer moderna, una avanzada en sus tiempos, que se propuso junto a un grupo de amigas y correligionarias dar una vuelta a la situación de la mujer en España. Eran los años predemocráticos y de la transición y en aquella efervescencia sacó adelante, junto a otras personas, los primeros centros de Planificación Familiar que hubo en nuestro país. Estos fueron imprescindibles para la libertad de las mujeres, para una nueva vivencia de la sexualidad y, todavía hoy, no se ha implementado una medida de salud sexual tan relevante y sustantiva como fue aquella. Para las que éramos jóvenes entonces la doctora Arnedo se convirtió en un mito.

Otra característica suya fue el compromiso. Compromiso con todo aquello que para ella fue importante. No solo fue comprometida en el ámbito político sino con familia, amigos, valores y actividades valiosas para la sociedad que ella defendió con dedicación hasta el último momento. Baste recordar que fue una de las hacedoras de la Ley de salud sexual e interrupción voluntaria del embarazo promulgada durante el mandato del presidente Zapatero. Pude constatar como participó en la difusión de la misma, explicando, argumentando, comparando con otras leyes similares en otros países, de forma incansable, hasta el punto que se convirtió en el referente de dicha ley.

Además de lo anterior, fue una intelectual, e intelectual feminista. Dedicó gran parte de su tiempo a pensar y a escribir sobre cuestiones de salud de las mujeres pero poniendo siempre el enfoque en cómo los poderes -el sistema- y la industria intentaban dirigir la relación, la vivencia, de las mujeres con su propio cuerpo. Quedan para la posteridad varios libros suyos dedicados a la menopausia, a la actividad frenética desarrollada por las mujeres liberadas y también un libro básico de consulta sobre la salud sexual de las mujeres.

En lo político se mantuvo, de nuevo, en un discreto lugar hasta que fue llamada a ser la nº 3 en la lista que Trinidad Jimenez presentó a las elecciones municipales en Madrid en el año 2003. Fue elegida concejala y se ocupó de Servicios Sociales, una amplia área que englobaba también lo relativo a igualdad y a la sanidad municipal.
Fue designada entonces concejala del PSOE en el distrito de Chamartín siendo la encargada de dirigir la labor del grupo municipal socialista en dicho distrito. Era su distrito, en él estaba el barrio en el que vivía desde hacía décadas, y le tocó la tarea de combinar alta política con la práctica política a nivel de barrio, es decir, con proponer medidas y acciones que trasladasen los conceptos de la primera a las respuestas que exigían las necesidades planteadas en la segunda. Y, además, hacerlo de modo transversal puesto que la actividad a nivel ayuntamiento era en políticas sociales mientras que en el distrito era la concejal de la oposición responsable última de todas las áreas de actividad.

Para los que fuimos sus Vocales Vecinos (representantes de los ciudadanos del distrito elegidos por los militantes del PSOE en dicho distrito) fue toda una experiencia ver cómo se podía actuar al mismo tiempo en la política de altura y en la política más próxima, la que afecta a las personas a las que ves y con las que hablas todos los días, cómo hacerlo en un área concreta sin perjudicar a otras áreas en el nivel de barrio. Todo un apasionante juego de compromiso, prudencia y visión estratégica. Porque Elena representaba, en derechos de las mujeres y en sanidad aquella política de altura, más teórica, y -al mismo tiempo- estaba encargada de traducirla en propuestas muy pegadas a la realidad como concejala del Ayuntamiento de Madrid pero, como concejala de distrito, debía tener en perspectiva el resto de áreas de actividad política.

Yo conocí personalmente a Elena cuando fue designada concejal de distrito y yo me incorporé al grupo de los Vocales Vecinos del distrito que íbamos a formar con ella el grupo municipal socialista durante aquella legislatura municipal. A mí su figura me imponía respeto, hacía mucho que la admiraba y tenía cierto miedo de no estar a la altura. Supongo que no fui la única que tuvo esa sensación que, he de decirlo, se esfumó rápidamente debido al trato natural y próximo que Elena dispensaba a todo el mundo. Su delicadeza al plantear los temas, al discrepar, el modo tan suave de mantenerse firme, la discreción de la que hizo gala – una vez más- para navegar por las luchas políticas tan frecuentes en el partido hicieron que la admirase aún más.


Hoy, cuando toca despedirla, es el momento de señalar el legado que nos deja a todos, hombres y mujeres. Lo es también de recordar públicamente todo lo que de ella aprendimos, ponerlo en valor. Es la ocasión de agradecer el cariño que me demostró durante años en que me expresó los mejores deseos de año nuevo con una preciosa ilustración y un poema en francés. Y, especialmente, es el momento de devolver a su familia algo del cariño y el apoyo que de ella recibimos, hacerles saber lo especial que fue también para otras personas que la trataron en la vida exterior. Yo lo hago con un fuerte abrazo para su marido, Fernando de Terán, y su hijos. 

7 comentarios:

  1. Gracias Marlis por poner a nivel humano y profesional, a esta gran persona que abrió tantos campos de libertad, personal y sexual, a millones de mujeres enclaustradas por las costumbres y por la iglesia de la época.
    Ha contribuido a que muchas profesionales tuviéramos más fácil, a pesar de las dificultades propias del medio, el esfuerzo por elevar la dignidad femenina. Por lo que la recordaremos con muchísimo cariño.

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  2. Gracias a ti x recordarla y reconocerla. Y tb x participar con el comentario.

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  3. Gracias por tan descriptivas y sentidas lineas. Todas las mujeres debemos a Elena una enormidad en dignidad femenina.

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    1. Gracias, Julia. Sí, efectivamente la dignidad femenina se puso en valor con el trabajo incansable de Elena lo que hizo de ella un referente.

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  4. Subscribo todo lo dicho en tu homenaje a Elena. Todas las personas que tuvimos la suerte de conocerla sabemos que era así, por eso aunque ya no esté con nosotros siempre vivirá en nuestro recuerdo y seguirá siendo un modelo a seguir

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  5. Subscribo todo lo dicho en tu homenaje a Elena. Todas las personas que tuvimos la suerte de conocerla sabemos que era así, por eso aunque ya no esté con nosotros siempre vivirá en nuestro recuerdo y seguirá siendo un modelo a seguir

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    1. Sí, MBR, fue una suerte conocerla y trabajar con ella estrechamente. La verdad es que seguirá siendo un modelo, nosotras podremos recordarla juntas. Estoy segura de que lo haremos!

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