martes, 14 de mayo de 2013

LA PARTICIPACIÓN HOY

     Según el Diccionario de la lengua española el término tiene varios significados. Así resulta que es la acción y efecto de participar, el tener parte en algo,  demostrarlo con un documento y, en su relación con el término comunicación, la solicitud de parecer realizada por la persona que habla a aquellos que le escuchan.

   Hoy día, en nuestro lenguaje político y social, utilizamos abundantemente el término hasta el punto que pareciera estar listo para mudar su significado. Creo,  por tanto, que es preciso volver a los orígenes y situar el significado dentro de lo estipulado por la RAE.

   La ciudadanía quiere participar. Es un derecho fundamental establecido en nuestra Constitución, artículos 9 y 23, y en el Tratado de los Derechos Humanos y Políticos de la ONU de 1948, artículo 23, que ha sido signado por España e incorporado a nuestro ordenamiento jurídico.

  ¿Cómo participa la ciudadanía? Hay dos formas: directa o a través de representantes. Nos interesa hoy la forma directa. Las más conocidas son mediante asociaciones, organizaciones y movimientos sociales que cree, en defensa de sus intereses, y de las que forme parte ; mediante partidos políticos y sindicatos promoviendo la elaboración de contenidos programáticos; promoviendo la elaboración de normas por el Parlamento a través de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) y mediante el voto en la toma de decisiones de las organizaciones citadas y en las consultas electorales.
  
   ¿Con qué medios o instrumentos participa? Hasta ahora normalmente era mediante la presencia personal o documentos escritos. Hoy día la revolución tecnológica vino a cambiar también la forma de participación: ya casi todo puede hacerse de forma virtual, por Internet. Seguir un debate, un curso, una conferencia, celebrar una reunión, una comisión ejecutiva, votar, informar, formar, hablar y comunicarse con otros, enviar documentos, organizar agendas, acordar puntos básicos, elaborar textos de forma colectiva, distribuirlos, etc, etc.

   Ahora bien: ¿cuál es la aplicación de las NNTT a la actividad política?.

  Establecido el derecho de participación como fundamental, sentado que los partidos políticos son el instrumento en el que se articula la participación política, ¿cual es la causa de que el uso frecuente y significativo de las nuevas tecnologías sean rechazadas no solo por los máximos gerentes de estas organizaciones sino por quienes – de entre ellos- se muestran como adalides de la modernidad?.

   A mi juicio  no puede ser otra que el miedo. Nuestras organizaciones políticas –de cualquier signo- basan su organización en los postulados de Lenin sobre cómo organizar y dirigir con éxito un partido político. Premisas que serían sin duda muy adecuadas entonces pero que hoy en día están obsoletas.

   En el momento actual la ciudadanía necesita participar, no solo para ejercer un derecho fundamental como ser humano, sino para defender de modo directo, inmediato y en todos los frentes sus derechos básicos, entendiendo estos no sólo como derechos políticos sino también como derechos sociales y derechos humanos.
   La situación que viven los países de nuestro entorno y nosotros mismos es muy peligrosa. Recuerda muy directamente, y sobran datos para realizar esta afirmación, a la Europa de hace un siglo; las consecuencias que aquello tuvo no es necesario mencionarlas por ser bien conocidas.

   Por tanto no es momento de apartar-impedir-desanimar a la ciudadanía de la plena participación en política porque, si esta no puede ejercitar sus derechos de la forma en que hoy le resulta más fácil, rápida y amplia – mediante el uso de nuevas tecnologías y redes sociales- se verá abocada a participar en el descrédito de nuestra democracia.

   Y qué hacen los partidos políticos ante esto? En nuestro país resistirse. Poniendo todo tipo de dificultades y trabas para que ciudadanos con pensamiento político puedan debatir, aprender, preguntar, aportar saberes, hacer comunidad, de forma virtual.  Un ejemplo: bajo el pretexto de la territorialidad necesaria para que el poder de turno pueda controlar el voto del militante, impedir que personas interesadas en crear conocimiento, comunidad y red puedan hacerlo siendo militantes por este nuevo método; o bien..permitirlo pero solo mediante la vinculación con las más altas esferas de la organización creando temidas guardias de corps.

    En definitiva, en ambos casos, están tan preocupados por asegurarse los votos necesarios para la permanencia en las esferas del poder que no ven en esta actitud el principio de su decadencia. Y la de sus organizaciones.