Escribo este pequeño texto
finalizadas las primeras elecciones primarias para Secretaría
General del PSM.
No ha sido fácil llegar hasta aquí.
El año pasado hubo una convocatoria de primarias (para candidato a
la CAM) que no fueron tales puesto que no hubo varios candidatos con
avales suficientes y, por tanto, no pudieron celebrarse. Por fortuna,
esta vez fue distinto.
Aunque tampoco será fácil el
camino que nos espera a todos a partir de ahora. Ningún cambio
importante -este lo es- se lleva a cabo de la noche a la mañana,
aunque se introduzca de una manera formal cuesta años que se
desarrollen las cosas de forma real y natural. Ejemplos hay a miles:
la igualdad de la mujer, siempre en el vaivén de adelantar o
atrasar, es quizás el ejemplo más palmario.
Se supone, al menos yo lo supongo,
que en este caso será también así. El resultado nunca es del gusto
de todos y los contrarios a las primarias siempre podrán decir que
este no es un buen sistema, que no beneficia al partido, que no
aumenta la democracia. Y, según obren los ayer candidatos, puede
incrementarse esa sensación de perjuicio producido por las
primarias.
Bastaría para ello con que la
ganadora laminara a las huestes del perdedor. O que el perdedor
ejerciera de acosador de la vencedora. Bastaría con que ésta no
estuviera a la altura de la tarea ingente que le espera, sería
suficiente también con que incumpliese una sola de las promesas
hechas en campaña.Todos echarían la culpa a las primarias!
Habrá que tener mucho tino para
separar el trigo de la paja, para darse cuenta de que los avances son
siempre así, pasitos adelante y atrás. Como dicen los psicólogos,
son necesarios 21 días para instaurar un hábito, yo diría que en
estos menesteres son necesarios 21 meses...de los cuales no dispone
quien ha resultado vencedora puesto que en unos meses habrá de
someterse de nuevo a las urnas.
Y aquí es donde entra en escena el
liderazgo de la persona que dirige el PSM. Se necesita para la tarea
venidera que ejerza un liderazgo consciente -esto no significa solo
darse cuenta de que está dirigiendo dicha organización- sino que
darse cuenta que para lograr los resultados extraordinarios que
promete necesita dar un cambio rotundo a la organización, en el
aspecto de personal y organizacional pues lo conocido hasta ahora no
va a llevarle a lo prometido. Estos cambios exigen revisarlo todo:
métodos, puestas en práctica, creencias sobre quienes somos y qué
representamos para la gente. Lo cual no es más que conectarse con el
entorno o, como tan machaconamente repite la consigna estar en la
calle, eso sí no de forma física sino de pensamiento y trabajo
consciente en el entorno y sociedad. Trabajo que exija cuestionar y
crear. Resetear como decía su contrincante.
Hay teóricos que sostienen que
cuanto más consciente es una sociedad más es capaz de avanzar. Y si
trasladáramos esto a un partido político ¿qué sería avanzar?
Pues darle importancia -ser consciente- al cuidado del sistema en el
que nos incardinamos, ya sea la familia, la empresa, la organización,
el país. Percibir las reacciones que en el sistema tiene cualquier
nuevo elemento, cualquier movimiento o variación, estar atento,
prevenir.
Justo lo contrario que exigimos a los
políticos a los que solo se les piden unas cuantas habilidades de
comunicación, presencia física y manejarse bien en los entornos de
poder pero ninguna que les permita ver globalmente los impactos de
sus medidas e, incluso, de sus comportamientos. Como si lograr sacar
cabeza en un ambiente de luchas por el poder fuera suficiente para
conseguir que la organización, bajo su dirección, se mantenga a
flote en la dura y competitiva lucha política y electoral.
Además, es necesario que este nuevo
liderazgo sea resonante, es decir que sea empático, sea consciente
de lo que sienten los miembros de la organización y encauce esos
sentimientos de modo positivo. Tras los últimos meses, incluso años,
la situación de la organización PSM no es, emocionalmente hablando,
muy clara y equilibrada. Ha sufrido quebrantos varios, sus miembros
se encuentran como mínimo desesperanzados cuando no muy enfadados.
Son todos ellos sentimientos negativos que no ayudan a construir, a
ser proactivo, tener visión positiva y generar ilusión.
No ha habido una transición, una
explicación de los motivos que generaron los hechos que nos han
traído hasta aquí, y eso que fueron muchos y a lo largo del tiempo.
Por tanto, no ha existido un período de cierre de heridas, de duelo.
Cualquiera de los candidatos sabía que se iba a encontrar vivos
todos estos sentimientos negativos, que jugarán un papel importante
en el futuro inmediato.
Por eso decía al principio que la
mejoría de la situación va a depender mucho de como actúe la
persona vencedora. Si bien para actuar de un modo que enfoque hacia
el cambio y modernización de la organización se necesita ejercer un
liderazgo con unas determinadas características: consciente y
resonante. Consciente de lo que ocurre dentro del sistema o sistemas,
empático con los sentimientos y emociones al tiempo que conductor
hacía enfoques positivos.
Es el momento de exigir a los
dirigentes políticos mucho más que presencia, algo de fluidez
verbal y sobrevivir a juegos de poder dentro del sistema PSM. Hay que
exigir un enfoque de trabajo hacia el cambio organizacional, empatía
con sus miembros y una Visión clara del futuro que vamos a construir
entre todos.
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