sábado, 11 de abril de 2020



VOLVER: CÓMO Y A DONDE

Marlis González Torres, Psicóloga Coach

Comparto con vosotros un texto sobre la vuelta a la rutina cotidiana. me lo han publicado en el Boletin Cultural de la Agrupación de Chamberí, el enlace es este:
http://psoechamberi.com/esp/tags/suplemento/2020/MeQuedoEnCasa/07_right_marlisGonzalez_01.html


Decía mi abuela: cada un vai para onde camiña (cada uno va hacia donde camina).Decía el poeta: caminante no hay camino, se hace camino al andar.

Estos dos axiomas, perfectamente intercambiables, toman forma mientras retomamos o iniciamos lo que para nosotros era nuestra vida habitual. Sin embargo, aún de forma imperceptible, casi nada volverá a ser lo mismo.

Poco hay sentado sobre las crisis salvo que cada una es diferente y afecta de modo distinto a las personas. Hoy, las crisis son vistas no solo como algo negativo sino como nuevas oportunidades que la vida nos da para construir aquello que queremos y hacerlo mejor. Lo que sí está sentado sobre las crisis, es que cada persona pasará por varias de ellas a lo largo de su vida y que, excepcionalmente, algunas crisis afectan a varias generaciones y millones de personas al mismo tiempo (guerras, pandemias, crisis económicas).

Nos encontramos en una de esas y todo el mundo se pregunta cómo y hasta qué punto le afectará; sin embargo, la respuesta no podrá ser solo individual puesto que toda la colectividad se ha visto afectada. Por tanto, cualquier sugerencia o propuesta de respuesta ha de contener elementos relativos al individuo y al conjunto de ellos, a las cosas y recursos que todos pueden poner en juego.

¿Qué será necesario para afrontar la vida colectiva? Son muchas las destrezas con las que estaría bien contar si bien todas están subordinadas a dos: la acomodación a lo ocurrido y la resignificación de la experiencia. Una vez hecho esto hemos de poner, además, Confianza, solidaridad, determinación, resiliencia, optimismo, centrarse en quienes somos y no solo en lo que tenemos, esperanza, valorar las cosas sencillas.

La primera es la Acomodación me refiero a analizar qué ha supuesto para nuestra persona todo lo vivido, cómo nos encontramos de salud mental, física, cuál es nuestro estado social o de relaciones y nuestra situación laboral. A partir de este análisis, que nos dará una foto de la situación real, tendrán sentido el resto de elementos que mencionaré después.

La segunda es la Resignificación es decir volver a dar significado a nuestra rutina a aquello que constituía nuestro normal transcurrir diario. Lo primero a plantearse es ¿qué voy a hacer para retomar mi rutina? ¿cómo lo voy a hacer? La visualización se convierte aquí en el instrumento a utilizar. Voy a visualizar cada una de las cosas que tengo que hacer y cómo las haré en un periodo determinado de tiempo, un día por ejemplo, y pasar luego a un periodo más largo.

Visualízate despertándote, tomando el transporte, llegando a tu lugar de trabajo o actividad, socializando con otras personas en ese lugar, logrando tus objetivos, regresando a casa, descansando, etc. En caso de que este período haya supuesto cambios grandes has de visualizarte llevando a cabo aquellas acciones que tú quieres realizar, los objetivos que quieres conseguir, la situación que sería para ti la ideal.
El mismo procedimiento vale para el aspecto colectivo, para la rutina social como país. Hemos de poder implicarnos y para ello imaginarnos primero cumpliendo una misión en un largo plazo.

A partir de aquí ya pueden utilizarse los elementos que mencionaba anteriormente que nos permitirán construir algo, distinto y mejor para todos. Necesitaremos contar con:
Visión. Es preciso que tengamos claro hacia dónde dirigirnos, no es lo mismo dirigirse a un lugar que a otro ni tiene las mismas consecuencias. Vamos a elegir el camino y tomar decisiones. Esto exige colaborar y acordar con el resto de ciudadanos para dar forma al mundo que construiremos. Es indudable que caminaremos y que al hacerlo algo construiremos, decidamos entonces qué construir y hacia dónde dirigirnos. construiremos.

Esperanza. Un filósofo alemán dijo que quien conoce su propósito es capaz de soportar cualquier como. La Visión es la que nos va a llevar a definir nuestro propósito, la sociedad en la que queremos vivir y vamos a construir. Es sabido que si no hay esperanza las personas no luchan, no persisten, los objetivos no se alcanzan.

Confianza. Es en nosotros, en el conjunto de individuos y también en las instituciones que nos gobiernan. Exige que seamos sinceros y no nos engañemos tanto como que sean sinceros y no nos engañen. Exige también credibilidad, que en el pasado hayamos realizado cosas bien hechas, lo que denotaría nuestra capacidad para salir airosos en esta coyuntura. Exige compromiso, dirigirnos en la dirección trazada en el análisis y no en otra.

Seguridad. Para desarrollarse y crecer tanto las personas como los proyectos y las organizaciones necesitan seguridad, saber que las cosas son como se ha establecido y que no habrá cambios arbitrarios, y que solo se precisa nuestro esfuerzo y creatividad para llevarlas a cabo. Solo así se puede construir, cualquier episodio de inseguridad por muy leve que sea, nos arrastra al punto de partida o nos hace abandonar y eso supone una enorme pérdida de energía.

La solidaridad, la colaboración con los otros. No podremos crear individualmente el mundo que surgirá en los próximos tiempos, se necesitan todas las manos, cooperando cada uno desde su posición, dando cada uno lo que tiene porque lo que cada uno de nosotros haga afecta al conjunto. Es evidente y ha quedado claro, conviene no olvidar esta lección.

Determinación. Una vez decididos a hacer algo, llevarlo a cabo sin dilación, con osadía. Solo quien va decidido es capaz de sortear los obstáculos que van a presentársele y llegar antes al objetivo. No retrasar el comienzo, no perder la energía tan necesaria para el camino, no entrar en cuestiones que no son proactivas con el objetivo trazado.

Resiliencia. Tener siempre presente que la humanidad es y ha sido un organismo resiliente, capaz de adaptarse a lo largo de millones de años a estados adversos y a cualquier elemento disruptor. Si no perdemos de vista esta condición resiliente será más fácil el camino.

Optimismo. Casi para finalizar he puesto el optimismo porque entiendo que es un elemento imprescindible para todo lo que está por construir. No es el optimismo un instrumento mágico que asegure que todo saldrá bien sino que es un método para poner en juego todo aquello que precisamos para que así sea. El optimismo exige analizar, pensar, valorar el entorno y, después de esos análisis, nos indica que todo puede salir bien. Si hemos comprobado que las cosas se han hecho de la forma planificada, se ha trabajado sin denuedo, entonces el optimismo nos dice que todo irá bien.

Disfrutar las cosas sencillas.  Cada época, cada crisis, modifica la forma de vivir, el arte, las actividades económicas. Ahora es preciso que, al poner en práctica la Visión trazada, demos valor a vivir las cosas sencillas y simples, aquellas que no se pueden comprar porque no tienen precio ya que no se pueden fabricar. Disfrutar del aire, del clima, las flores, la naturaleza, los animales, del amor, de la amistad, de los otros, estar unidos a la tierra y vivir como mamíferos que somos, conectados con nuestras emociones.


miércoles, 1 de abril de 2020

GESTIONAR MOMENTOS DIFÍCILES
Marlis González Torres. Psicóloga Coach 03641-M

Pocas veces la vida nos sitúa ante momentos tan difíciles como los que estamos viviendo con el COVID-19. Difíciles por la peligrosidad que entraña para la salud, porque afecta a toda la población además de que sus consecuencias económicas afectarán también durante largo tiempo a la mayoría de países y población mundial.
Desde la generación de nuestros abuelos -que fueron llamados a la guerra- no se había vivido una sensación igual de no tener control sobre sobre nuestra vida. De ahí que la sensación general es de no saber cómo sobrellevar este gran peso que de repente nos afecta. Tan solo ayer éramos libres y felices y hoy estamos sobrecogidos.
Ante este panorama los humanos reaccionamos emocionalmente. La primera reacción es el miedo. La segunda la ansiedad. La tercera, la incertidumbre. Podemos añadir muchas más en función de nuestra educación, personalidad y cultura.
Lo primero que conviene sentar es que son, todas ellas, emociones completamente normales. Lo patológico sería que no existieran, que hiciésemos una disociación y continuásemos como si nada hubiera pasado porque sí ha pasado. Es recomendable no seguir consejos o instrucciones que nos indiquen que “no hay que tener miedo” y que nos dan recetas para esconder el miedo o para escondernos de él. No es posible no sentir miedo, es una situación completamente insólita y desconocida que nos afecta de una forma importante. Lo que sí es posible es afrontar el miedo.
Del mismo modo no es evitable que la ansiedad nos atenace ya que esta es una emoción que sentimos ante lo desconocido y este virus y sus efectos lo son. Tampoco es posible que no nos invada la incertidumbre, ese ¿qué va a pasar si enfermo? ¿Cómo saldré adelante en mi empresa, en mi trabajo? ¿cómo será la vida después de la crisis económica derivada de esta crisis?.
De momento, lo primero que nos ha tocado vivir es una cuarentena o confinamiento en nuestros hogares de 15 días. También una situación bastante insólita para la casi totalidad de la población.
Ante esto ¿qué podemos hacer para que estos días transcurran lo mejor posible? Voy a sugerir algunas cosas por si pueden ser de utilidad. Un breve decálogo con puntos que sirven como indicación y que tú puedes desarrollar a tu gusto y también incluir otros.

Primero: analizar nuestra situación. Si estamos solos, si tenemos niños, si vivimos en pareja, si somos mayores. Cada una de estas situaciones van a tener hábitos distintos y también capacidades de utilización de las nuevas tecnologías.

Segundo: seguir con nuestra rutina habitual. Cada uno de nosotros tiene una rutina de vida. Conviene seguirla lo máximo posible. Por ejemplo, si hay niños conviene que lleven una vida de horarios similares a cuando van al cole y también hagan actividades relacionadas con el aprendizaje; después hacer actividades lúdicas, de juego con los padres y hermanos.
Los adultos pueden seguir con su rutina horaria de trabajo bien teletrabajando o bien leyendo, estudiando, haciendo actividades manuales. Los mayores de igual modo, distribuir la jornada en actividades rutinarias y las nuevas por la situación.

Tercero: Trabajar el Pensamiento: el pensamiento y la emoción van inevitablemente unidas, uno lleva a la otra, de forma que lo más necesario en esta situación de incertidumbre es pensar en positivo. Pero, como esto no es un botón que le das al positivo y ya está…conviene indicar que, si no te salen pensamientos positivos del tipo lo vamos a superar, voy a afrontarlo sin demasiado problema, no tiene que acabar todo tan mal como cuentan, etc, dale la vuelta. Es decir, si piensas esto es un desastre, no seremos capaces, voy a enfermar, vamos a morir, permítete por un instante darle la vuelta, pasar a lo vamos a superar, voy a afrontarlo sin demasiado problema, no tiene que acabar todo tan mal como cuentan y observa qué ha cambiado. ¿te has sentido mejor? ¿Qué emoción tienes ahora? ¿te ayuda más a hacerte con la situación? Pues esa es la que tienes que encontrar en el fondo de ti.

Cuarto: Aprendizajes previos. Cualquier adulto ha vivido situaciones difíciles aunque esté todavía en la juventud. Pregúntate ¿qué situaciones difíciles me ha tocado enfrentar? ¿se parece a la de ahora y en qué? ¿cómo la superé? En concreto ¿qué es de todo lo que entonces hice aquello que ahora me puede servir? Ahí tienes ya un material de inestimable valor que no te costará llevar a la práctica.

Quinto: Confianza. Este es un elemento indispensable para superar cualquier crisis. En esta ocasión la confianza no es solo individual sino colectiva. No es tanto confianza en ti mismo como confianza en los otros: en nuestro país, en nuestros gobernantes, en nuestro continente e, incluso, en el ser humano que es versátil y adaptativo como ningún otro. Sin confianza no se avanza ni se superan dificultades. Así que haz memoria y piensa en las veces en que has estado, hemos estado, en peligro y cómo nos hemos rehecho. ¿lo hicimos solos? O ¿nos hemos unido para superarlo?. Recuerda el 11M, el mejor ejemplo de lo que Madrid puede dar. Ahora es lo mismo, somos todos -desde el lugar que a cada uno nos toque- necesarios para colaborar, para empujar, hacer lo necesario para lograr el objetivo.

Sexto: Comparte. Habla con quien puedas y todo el tiempo que puedas. Si no tienes con quién hazlo contigo mismo ante el espejo. Debes expresar tus emociones, hablar de todo lo que te pasa por la cabeza, para liberar la angustia, para tranquilizarte. Fuera de las horas de rutina lo que todos podemos hacer es hablar ya sea por las redes, en persona, escribiendo, con nosotros mismos, hablar es fundamental.

Séptimo: Presta apoyo. Todos somos capaces de prestarlo, todos los humanos tenemos esa capacidad como seres sociales que somos. ¿cómo prestar apoyo recluidos en casa? En primer lugar, con los próximos, escuchando, que hablen con nosotros para liberar su angustia y expresar sus emociones; compartiendo y proponiendo actividades; prestándote a estar ahí para hacer, incluso, esas cosas que no se te dan bien o hace tanto que no haces que…. Con los no próximos, puedes hablar por teléfono, desde la ventana, escribiendo, etc. Recuerda que el apoyo emocional es imprescindible en cualquier crisis.

Octavo: Creatividad. Cultiva tu espontaneidad. Aprovecha para hacer todas aquellas cosas que nunca has hecho, las que ya no haces, las que has olvidado que hacías, las que alguna vez has pensado que te gustaría hacer. Es muy importante tener las horas ocupadas pero no todas ellas con actividades rutinarias (sustitutivas del trabajo o rutina diaria) sino con actividades que usen nuestra creatividad, la capacidad de hacer cosas nuevas e inesperadas, todos somos capaces si bien hace tiempo que hemos olvidado que somos seres espontáneos con posibilidad de crear cosas. Recuerda que, a través de las redes y de la tv, puedes asistir a conciertos, viajar, visitar museos, bailar, hacer gimnasia, etc.

Noveno: Respira y Relájate. Hay muchísimos métodos y formas de relajarse y de utilizar la respiración para sentirnos mejor. Comenzando por la respiración, si sufres ataques de angustia usa el método respiración en 3 pasos: inspira llevando el aire al pecho, luego al estómago y luego a la tripa, haz una pausa de un instante y ahora espira dejando pasar el aire de la tripa al estómago y luego al pecho. Hazlo 3 veces cada vez que lo necesites. Al finalizar te sentirás mucho mejor porque tu organismo estará oxigenado, también más tranquilo porque has cambiado de pensamiento mientras te concentrabas para seguir el ejercicio. Puedes también hacer, 3 veces al día, un rato de respiraciones profundas, pongamos 10, con lo que te sentirás con energía y fuerza ya que tu organismo estará bien oxigenado
En cuanto a la relajación hay multitud de métodos. Los ejercicios anteriores llevan también a la relajación puesto que la fórmula respiración + concentración es igual a relajación.

Décimo: Muévete. Es importantísimo mantener el organismo activo y con todos sus sistemas funcionando. Quedarse quieto anquilosa, deprime, contrae. Por tanto, es complementario de la respiración y la relajación. El ejercicio es vida, decíamos anteayer, así que es imprescindible poner esto en práctica. Y como no es posible nadar, ir al polideportivo, caminar, etc, solo cabe moverse en casa. De forma suave pero continuada: estiramientos, caminar por el pasillo, mover las piernas de cualquier forma posible, etc, etc.

Y, ante todo, ten en cuenta que vendrán momentos de bajón. Pero no has de desanimarte, es lo que tiene que ocurrir. Los humanos somos mamíferos, tenemos emociones y estas van y vienen, no son siempre las mismas. Así que a trabarlas como he explicado arriba.
Por último, me gustaría hacerte una propuesta: que busques cada día, al final del día, 3 cosas buenas que la jornada te haya traído. Cualquier cosa que te sirva para este momento, que te ayude, alegre, sea interesante. Lo fundamental es que comprendas que, aún en el peor escenario, hay cosas útiles. Me atrevería a afirmar que en este enclaustramiento serán más de tres….