Es
frecuente al visitar un museo contemplar una obra expuesta rotulada
con un Sin Título; ocurre
más frecuentemente en el caso del arte abstracto y del arte más
moderno. También lo
es al leer algún poema al que su autor no supo o no quiso dar una
palabra capaz de recoger la gama de emociones que expresaba.
Al
igual que el pintor o el poeta del ejemplo, muchos militantes
socialistas se hallan en los últimos días faltos de la palabra que
pudiera describir y recoger de un modo inequívoco todas las
emociones y pensamientos generados por tantas y tantas cuestiones
ocurridas en los últimos tiempos.
Sin
ir más lejos, la designación -que no elección o votación por la
militancia- de la hasta ayer diputada de UpyD, Irene Lozano. Claro
que no es solo ella, es que antes fue Zaída Cantero. Y dicen – y
dicen bien- que antes fueron Cristina Almeida (látigo de Felipe
González), Diego López Garrido, Rosa Aguilar, Gabilondo, etc.
Hay
distintas opiniones. Están, por una parte, quienes como el
Secretario General dicen que un partido político no es propiedad de
sus militantes y que debe abrirse a la sociedad. Están, por otra
parte, quienes sostienen que una organización política es propiedad
de sus miembros aunque sirva intereses de la ciudadanía. Y están
quienes, pasando ya de la discusión entre el primer y segundo
concepto, entran en el meollo y se preguntan cuál es el significado
de abrirse a.
Hay
una concepción engañosa en la cuestión de quién es el propietario
de un partido político. Efectivamente, una organización es
propiedad de sus miembros, desde la Iglesia Católica, hasta algunos
clubs deportivos, pasando por un Colegio Profesional y cualquier otra
que se quiera buscar. La diferencia está en si sirven o no a
intereses colectivos.
Un
partido político sirve esos intereses y debe servirlos de acuerdo
con lo que establece la Constitución. En este sentido, lo primero
que se puede recordar es que ha de funcionar democráticamente y un
dedazo es cualquier cosa menos democrático. Ejemplos recientes ha
habido en que se evitó el dedazo a través de una aprobación por la
militancia de la decisión de las altas esferas. Hablo del caso
Gabilondo.
Si
tomamos como ejemplo otras instituciones muy incardinadas en la vida
social y jurídica de nuestro país, los colegios profesionales,
vemos que ellos también sirven intereses colectivos vinculados a
derechos fundamentales básicos. Fijándonos en el caso de los
Colegios Profesionales de profesiones sanitarias (Psicólogos,
Médicos, Enfermeros) son los garantes de que los ciudadanos tengan
los servicios profesionales más adecuados dentro de lo que estipula
el marco legal correspondiente. Su objetivo final es la salud y su
objetivo primero es la defensa de los derechos y obligaciones de las
personas que ejercen estas profesiones, servir como puntos de
información y difusión de conocimiento, trasladar a los poderes
públicos las inquietudes de la sociedad sobre temas de su
competencia, y participar en la elaboración de las leyes que afecten
a su ámbito.
Nadie
duda que el Colegio Profesional es un bien social pero, al mismo
tiempo, es propiedad de sus miembros. Estos, una vez obtenidos
determinados requisitos como la titulación que les permitan formar
parte de los mismos, se afilian, pagan cuotas, participan en debates
y votaciones, organizan actividades, tienen derechos y obligaciones y
eligen o cesan a sus representantes.
Ante
la afirmación de que un partido político NO es propiedad de sus
militantes cabe realizar la misma reflexión que en el caso anterior.
Un militante ha de tener unos requisitos mínimos antes de
inscribirse -sentirse de, estar de acuerdo con la ideología a la que
representa el partido-, pagar una cuota, participar en debates y
deliberaciones, ejercer y reclamar sus derechos, cumplir con sus
obligaciones como hacer propuestas políticas, trasladar a los
distintos niveles decisorios las inquietudes de la sociedad,
participar en la elaboración del programa, trabajar en la campaña
electoral y en las mesas electorales, asistir a mítines, además de
votar a sus cargos. Es decir: procurar con su actividad y sus
aportaciones económicas que su organización siga viva y no
desaparezca.
¿Cuál
es el bien común al que sirve una organización política? La
participación política, la garantía de la democracia, el
mantenimiento y desarrollo de su ideología política. Estas no se
cumplen sin partidos políticos por lo que, solo en este aspecto,
puede considerarse a aquellos como propiedad de la ciudadanía.
¿Cuál
es en el PSOE el bien común ideológico?: el sostenimiento y
desarrollo del socialismo o de la socialdemocracia lo que implica no
solo la defensa de los más desfavorecidos sino también ser
avanzadilla en la incorporación de los cambios económicos y
sociales con el objetivo de lograr una sociedad más justa.
¿Qué
se necesita para eso? Militantes y financiación. Militantes porque
solo ellos pueden expresar en toda su amplitud en qué consiste ser
socialista ya que lo son voluntariamente, por cuestiones de razón y
emoción, y resultan la mejor forma de publicidad y de conseguir
adhesiones. Financiación porque sin ella no se pueden realizar las
actividades necesarias para la representación política. Esta
financiación viene de tres vías: las cuotas de la militancia, las
subvenciones del estado según el número de representantes
obtenidos, y la realización de trabajos gratuitos por parte de la
militancia.
Sin militantes, no hay partido.
O sea, como en el caso de los colegios profesionales.
Sin
embargo, nadie que no tenga al menos los requisitos de titulación
exigidos puede entrar a formar parte de los colegios profesionales,
nunca se ha visto que ninguan candidatura incorpore a algún
independiente (no miembro de la organziación) en sus listas
electorales. Y el motivo es bien claro: no puede ejercer sus derechos
ni sus obligaciones en el campo de la salud quien no está capacitado
para ello pues supondría un peligro para la población en el campo
de un derecho protegido.
Volviendo
al ejemplo del partido socialista es posible, sin embargo, que
alguien que no es miembro del partido -se supone por tanto que no
está aún capacitado para ser representante de esa ideología- y que
en el mismo día del anuncio de su candidatura figura en todas las
fichas oficiales como miembro de otro partido político que nada
tiene que ver con la ideología socialista, sea incluida -con todos
los honores- en un puesto privilegiado en la lista para el Congreso
de la capital del reino.
Los
casos de los exdiputados de izquierdas mencionados anteriormente si
bien no eran del PSOE habían abandonado su formación anterior y
esta, no lo olvidemos, era de izquierda. Es decir: la cuestión
ideológica estaba asegurada. En el caso de la ex-comandante Cantera
figura como sin filiación política debido a su condición de
militar. En el caso de Gabilondo no es miembro del PSOE lo que no
impide que su vida profesional e intelectual haya estado siempre
vinculada a posiciones de izquierdas y así ha sido percibido por la
población.
Es
decir, que no se trata del mismo tipo de nombramientos y/o
incorporaciones. Esta de Lozano es, con mucho, la más descarada. Y
no solo por como se ha producido sino por no haber abandonado su
anterior formación antes de entrar en las listas del PSOE además de
por su trayectoria. Resulta insoportable que quien ha tachado al
partido como el colmo de la corrupción, de ser lo mismo que el PP
(veanse sus tuits), de ser el culpable de todos los males de España,
de estar desaparecido, etc, sea ahora el adalid contra la corrupción
de esta organización.
Queda
una última cuestión, la de abrirse a la sociedad.
No es abrirse incorporar por arriba mediante puesto a
quién es de otra formación, de otra ideología, y ha pasado tiempo
insultando a la militancia, a los miembros de la organización.
Abrirse es ser transparente, dejar que se vea lo que se hace dentro,
escuchar lo que nos dicen fuera, estar con los ciudadanos en todos
los lugares y situaciones, trasladar sus inquietudes, invitarles a
participar con nosotros, etc. Abrirse no es conceder un retiro dorado
a quién fue tu mayor látigo, eso se llama comprar. Y cuando se
compra hay un para qué. Y quien así viene se vende y cuando alguien
se vende hay un porqué.
Resumiendo:
como digo en el primer párrafo no tengo título, no hay una palabra
que recoja fielmente la indignación, estupor, y sensaciones que
estos hechos me producen. Será que son arte moderno, abstracto, más
difícil de entender y con tantos significados como personas.
No sé si será propiedad de los militantes o no...Es debatible...Lo que no es debatible es que Pedro Sánchez, César Luena y Óscar López hacen y deshacen como si sus amos fueran.
ResponderEliminarTodas las personas q ocupan puestos d SG o bien SO tienden a querer manejar todos los hilos. En la medida en q existan procedimientos d participación regulados, tanto d lis militantes como d los ciudadanos, esa capacidad disminuirá.
EliminarX eso