domingo, 18 de octubre de 2015

SIN TÍTULO





   Es frecuente al visitar un museo contemplar una obra expuesta rotulada con un Sin Título; ocurre más frecuentemente en el caso del arte abstracto y del arte más moderno. También lo es al leer algún poema al que su autor no supo o no quiso dar una palabra capaz de recoger la gama de emociones que expresaba.

   Al igual que el pintor o el poeta del ejemplo, muchos militantes socialistas se hallan en los últimos días faltos de la palabra que pudiera describir y recoger de un modo inequívoco todas las emociones y pensamientos generados por tantas y tantas cuestiones ocurridas en los últimos tiempos.

   Sin ir más lejos, la designación -que no elección o votación por la militancia- de la hasta ayer diputada de UpyD, Irene Lozano. Claro que no es solo ella, es que antes fue Zaída Cantero. Y dicen – y dicen bien- que antes fueron Cristina Almeida (látigo de Felipe González), Diego López Garrido, Rosa Aguilar, Gabilondo, etc.

   Hay distintas opiniones. Están, por una parte, quienes como el Secretario General dicen que un partido político no es propiedad de sus militantes y que debe abrirse a la sociedad. Están, por otra parte, quienes sostienen que una organización política es propiedad de sus miembros aunque sirva intereses de la ciudadanía. Y están quienes, pasando ya de la discusión entre el primer y segundo concepto, entran en el meollo y se preguntan cuál es el significado de abrirse a.

   Hay una concepción engañosa en la cuestión de quién es el propietario de un partido político. Efectivamente, una organización es propiedad de sus miembros, desde la Iglesia Católica, hasta algunos clubs deportivos, pasando por un Colegio Profesional y cualquier otra que se quiera buscar. La diferencia está en si sirven o no a intereses colectivos.

   Un partido político sirve esos intereses y debe servirlos de acuerdo con lo que establece la Constitución. En este sentido, lo primero que se puede recordar es que ha de funcionar democráticamente y un dedazo es cualquier cosa menos democrático. Ejemplos recientes ha habido en que se evitó el dedazo a través de una aprobación por la militancia de la decisión de las altas esferas. Hablo del caso Gabilondo.

   Si tomamos como ejemplo otras instituciones muy incardinadas en la vida social y jurídica de nuestro país, los colegios profesionales, vemos que ellos también sirven intereses colectivos vinculados a derechos fundamentales básicos. Fijándonos en el caso de los Colegios Profesionales de profesiones sanitarias (Psicólogos, Médicos, Enfermeros) son los garantes de que los ciudadanos tengan los servicios profesionales más adecuados dentro de lo que estipula el marco legal correspondiente. Su objetivo final es la salud y su objetivo primero es la defensa de los derechos y obligaciones de las personas que ejercen estas profesiones, servir como puntos de información y difusión de conocimiento, trasladar a los poderes públicos las inquietudes de la sociedad sobre temas de su competencia, y participar en la elaboración de las leyes que afecten a su ámbito.

   Nadie duda que el Colegio Profesional es un bien social pero, al mismo tiempo, es propiedad de sus miembros. Estos, una vez obtenidos determinados requisitos como la titulación que les permitan formar parte de los mismos, se afilian, pagan cuotas, participan en debates y votaciones, organizan actividades, tienen derechos y obligaciones y eligen o cesan a sus representantes.

   Ante la afirmación de que un partido político NO es propiedad de sus militantes cabe realizar la misma reflexión que en el caso anterior. Un militante ha de tener unos requisitos mínimos antes de inscribirse -sentirse de, estar de acuerdo con la ideología a la que representa el partido-, pagar una cuota, participar en debates y deliberaciones, ejercer y reclamar sus derechos, cumplir con sus obligaciones como hacer propuestas políticas, trasladar a los distintos niveles decisorios las inquietudes de la sociedad, participar en la elaboración del programa, trabajar en la campaña electoral y en las mesas electorales, asistir a mítines, además de votar a sus cargos. Es decir: procurar con su actividad y sus aportaciones económicas que su organización siga viva y no desaparezca.

   ¿Cuál es el bien común al que sirve una organización política? La participación política, la garantía de la democracia, el mantenimiento y desarrollo de su ideología política. Estas no se cumplen sin partidos políticos por lo que, solo en este aspecto, puede considerarse a aquellos como propiedad de la ciudadanía.

   ¿Cuál es en el PSOE el bien común ideológico?: el sostenimiento y desarrollo del socialismo o de la socialdemocracia lo que implica no solo la defensa de los más desfavorecidos sino también ser avanzadilla en la incorporación de los cambios económicos y sociales con el objetivo de lograr una sociedad más justa.

   ¿Qué se necesita para eso? Militantes y financiación. Militantes porque solo ellos pueden expresar en toda su amplitud en qué consiste ser socialista ya que lo son voluntariamente, por cuestiones de razón y emoción, y resultan la mejor forma de publicidad y de conseguir adhesiones. Financiación porque sin ella no se pueden realizar las actividades necesarias para la representación política. Esta financiación viene de tres vías: las cuotas de la militancia, las subvenciones del estado según el número de representantes obtenidos, y la realización de trabajos gratuitos por parte de la militancia.

   Sin militantes, no hay partido.

   O sea, como en el caso de los colegios profesionales.

 Sin embargo, nadie que no tenga al menos los requisitos de titulación exigidos puede entrar a formar parte de los colegios profesionales, nunca se ha visto que ninguan candidatura incorpore a algún independiente (no miembro de la organziación) en sus listas electorales. Y el motivo es bien claro: no puede ejercer sus derechos ni sus obligaciones en el campo de la salud quien no está capacitado para ello pues supondría un peligro para la población en el campo de un derecho protegido.

  Volviendo al ejemplo del partido socialista es posible, sin embargo, que alguien que no es miembro del partido -se supone por tanto que no está aún capacitado para ser representante de esa ideología- y que en el mismo día del anuncio de su candidatura figura en todas las fichas oficiales como miembro de otro partido político que nada tiene que ver con la ideología socialista, sea incluida -con todos los honores- en un puesto privilegiado en la lista para el Congreso de la capital del reino.

   Los casos de los exdiputados de izquierdas mencionados anteriormente si bien no eran del PSOE habían abandonado su formación anterior y esta, no lo olvidemos, era de izquierda. Es decir: la cuestión ideológica estaba asegurada. En el caso de la ex-comandante Cantera figura como sin filiación política debido a su condición de militar. En el caso de Gabilondo no es miembro del PSOE lo que no impide que su vida profesional e intelectual haya estado siempre vinculada a posiciones de izquierdas y así ha sido percibido por la población.

   Es decir, que no se trata del mismo tipo de nombramientos y/o incorporaciones. Esta de Lozano es, con mucho, la más descarada. Y no solo por como se ha producido sino por no haber abandonado su anterior formación antes de entrar en las listas del PSOE además de por su trayectoria. Resulta insoportable que quien ha tachado al partido como el colmo de la corrupción, de ser lo mismo que el PP (veanse sus tuits), de ser el culpable de todos los males de España, de estar desaparecido, etc, sea ahora el adalid contra la corrupción de esta organización.

   Queda una última cuestión, la de abrirse a la sociedad. No es abrirse incorporar por arriba mediante puesto a quién es de otra formación, de otra ideología, y ha pasado tiempo insultando a la militancia, a los miembros de la organización. Abrirse es ser transparente, dejar que se vea lo que se hace dentro, escuchar lo que nos dicen fuera, estar con los ciudadanos en todos los lugares y situaciones, trasladar sus inquietudes, invitarles a participar con nosotros, etc. Abrirse no es conceder un retiro dorado a quién fue tu mayor látigo, eso se llama comprar. Y cuando se compra hay un para qué. Y quien así viene se vende y cuando alguien se vende hay un porqué.


   Resumiendo: como digo en el primer párrafo no tengo título, no hay una palabra que recoja fielmente la indignación, estupor, y sensaciones que estos hechos me producen. Será que son arte moderno, abstracto, más difícil de entender y con tantos significados como personas.

2 comentarios:

  1. No sé si será propiedad de los militantes o no...Es debatible...Lo que no es debatible es que Pedro Sánchez, César Luena y Óscar López hacen y deshacen como si sus amos fueran.

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    1. Todas las personas q ocupan puestos d SG o bien SO tienden a querer manejar todos los hilos. En la medida en q existan procedimientos d participación regulados, tanto d lis militantes como d los ciudadanos, esa capacidad disminuirá.
      X eso

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