Parafraseando el viejo dicho español ¿Quién fue primero, el huevo o la gallina? da la impresión que notables y militantes de PSOE viven inmersos en una situación paradójica -que induce a un círculo vicioso- ahora que están en momentos de reorganización en el más amplio sentido de la palabra.
Con frecuencia se oyen voces -algunas relevantes- que expresan sin ambages “con la que está cayendo no es momento de ponerse a hablar de primarias”. Con el primer término de la frase se refieren, sin duda, a la situación de paro y crisis económica-social-política-moral que nos acucia. Con la segunda parte no estoy segura a qué se refieren – o sí- pero, en todo caso, existen varias lecturas.
Sorprende que los que no ven nunca –ni tan siquiera ahora- la ocasión de ponerse a hablar de organización interna (las primarias son un elemento de ésta) son o bien cargos que lo han sido todo y están ya de salida (Rodríguez Ibarra) o líderes que aspiran a ocupar un puesto muy relevante en el futuro (Patxi López).
A los primeros no les conviene porque son y se sienten los guardianes de las esencias políticas y organizativas asentadas en el know how del partido y, un asunto como la implementación del sistema de primarias, movería los cimientos de una organización que ellos contribuyeron a poner en marcha. Sería desautorizarles.
A los segundos les conviene aún menos porque creen que les resta posibilidades para el logro de sus aspiraciones y han diseñado toda su estrategia de permanencia o carrera en la organización en función de unos hábitos y cultura organizativas que le son muy útiles y queridas. En las que se manejan muy bien.
Lógico, pues, que ninguno de esos grupos se entusiasme con el cambio que está aconteciendo, con las reclamaciones de la sociedad y de las bases de su partido.
Pero…para ayudar en la reflexión de Primarias si/Primarias no propongo trasladar la frase con la que está cayendo…a otras situaciones claves en la vida de cada uno, siempre que esta se vea muy afectada y sea imprescindible salir adelante.
Imaginemos una ruptura sentimental o un cambio drástico en lo laboral. Alguien sería tan insensato como para aplicar la secuencia que indica la frase? Veamos: si nos asustáramos por aquello que nos está pasando, si permitiéramos que nos sepultase la situación ello implicaría nuestra paralización. No seríamos proactivos, autónomos, líderes de nuestra vida con lo que no podríamos actuar, cambiar, mejorar, analizar, adquirir competencias en todas aquellas áreas o comportamientos que hayan estado en la base de lo ocurrido o bien que nos sean necesarias para el futuro que tratamos de diseñar o lograr. El tiempo pasaría y nos quedaríamos en el trauma, en una peor situación y, desde luego, una demostración de incapacidad propia.
Un partido político –el que sea- es una organización humana y como tal organización requiere de unas reglas, una cultura, unos líderes, unos miembros. Pero en tanto que conformada por seres humanos también requiere unas capacidades de análisis, afrontamiento, voluntad, acción hacia el cambio. Es decir, tanto si se mira como un conjunto o desde el punto de vista de sus elementos, las acciones a llevar a cabo son las mismas. Pueden resumirse en análisis, afrontamiento, organización, trabajo proactivo para el cambio y la mejora de la organización y sus miembros.
Del mismo modo que no se aconseja nunca a una persona u organización que transita por situaciones graves que meta la cabeza bajo el ala y se conforme con la negación, tampoco debe hacerse con un partido político.
Así, volviendo a la frase del título, no es verdad que este no sea el momento de la reorganización interna y de la implementación de cualquier medida que los miembros del PSOE propongan tras un exhaustivo análisis. Es, precisamente, el momento: al estar en la oposición no es necesaria una dedicación tan directa a la acción de gobierno, se deben presentar medidas y planes -por supuesto- y ejercer la labor de oposición pero al mismo tiempo reparar la casa, la organización. Hay tiempo para ello.
Especialmente porque llegado el momento electoral se necesita una organización bien engrasada, fuerte, moderna y mejorada en todo lo necesario para dar satisfacción a un electorado y simpatizantes que cada día están más formados y actualizados. Y cada día nos piden más. La organización es el instrumento imprescindible para ganar elecciones.
Y nadie se rasgará las vestiduras, os lo aseguro, porque a estas alturas todo español conoce que la única vía democrática posible para cambiar las políticas que están devastando nuestro país y nuestra vida es que la izquierda gane las elecciones.
Se van a quejar por tanto de que perfeccionemos el instrumento que nos permitirá llegar allí? Más bien creo que no.
Es preciso no tener miedo. Y seguir adelante con determinación.
Madrid. 30 de abril de 2013.