domingo, 20 de octubre de 2013

CUANDO EL RECLAMO ES UN CACHORRO HUMANO


     Esta semana han sido detenidos en nuestro país dos clanes delictivos que mantenían secuestrada y prostituían a una menor rumana. La compenetración entre ambos era tan perfecta que la policía sospecha que formaban una única organización.

   Estos detalle y otros de parecido tenor han sido señalados de distintas formas en la prensa de los últimos días. Pero hay uno que no figura en la mayoría de los medios, siendo @lavozdegalicia la que se hace eco de una característica escalofriante del caso.

   La menor había sido trasladada a un Club de Padrón (La Coruña) donde era utilizada como reclamo para recuperar los ingresos perdidos por la bajada de "los servicios" dicen que debida a la finalización de las obras del AVE y a la crisis económica.

   Ciertamente, cualquier mujer objeto de trata y esclavizada puede ser utilizada como reclamo para engordar con su explotación las cuentas de las mafias y empresarios inmorales. Pero, en este caso, además es menor. Es, como podríamos decir en otros términos, aún un cachorro, humano en este caso. Debería estar en el colegio, creciendo, abriéndose al mundo, a sus experiencias particulares y viviendo su sexualidad de acuerdo con su edad evolutiva.

   Nada de eso ocurre. Lo que ocurre es un padecimiento sórdido y extremo provocado por ciudadanos -varones en su mayor parte- del primer mundo que no se preguntan, en el momento de consumir sexo o de proveer de estos servicios, sobre cuestiones como: de donde viene el objeto que compran, como ha sido producido, si tiene todos los certificados en regla, si en su producción se han respetado los derechos humanos, derechos animales, medioambientales, etc, etc.

     Aspectos todos ellos que suelen preocupar mucho cuando se habla de alfombras, vaqueros, ropas, alimentos, ganado porcino, toros, gallinas, ocas, animales salvajes, diamantes y un sinfín de otros productos. Seguro que también se preocupan por ellas muchos consumidores de sexo en los club de carretera.

   La palabra CACHORRO del título ha sido elegida exprofeso. Porque, hay que decirlo también, esto no es más que la punta del iceberg. En el momento actual los investigadores más punteros señalan ya que estamos en la pedofilización de la trata. Uno de ellos, el investigador canadiense Richard Poulin, lo ha señalado recientemente en varias entrevistas (se puede localizar en Google su entrevista en www.pagina12.com.ar)

   Además, es importante señalar que todo lo dicho sirve también para la esclavización masculina. Se sabe ya de la existencia de redes pedófilas que esclavizan a cachorros humanos varones.

   Y aquí ya entramos en otro debate, que en el fondo es el mismo, la utilización por unos seres humanos de otros más indefensos para satisfacer sus necesidades sexuales. Se trata del abuso sexual a menores cuyas cifras no hacen más que crecer pero que aún no es un tema que ocupe la agenda pública.

   ¿Podría ser que una sociedad permisiva con el abuso sexual a menores dentro del ámbito familiar o de proximidad -en el que no se genera flujo económico- bien podría aceptar solapadamente este otro abuso sexual contra menores que sí genera -y muchos- rendimientos económicos?

   Personalmente considero que es urgente que vayamos haciéndonos esta pregunta para saber afrontar los hechos si estos se producen como pronostican los científicos.

   Dejo aquí la pregunta...y la sugerencia de una urgente reflexión.


  

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